Se innova cuando se piensa diferente. Y ésta es una actitud que aunque en algunas personas es innata, para la mayoría es algo que se puede desarrollar.
Pensar diferente es algo que se puede aprender; pero como todo aprendizaje requiere método, constancia y perseverancia. Es un camino que conviene empezar de forma lenta, recorriendo pequeños tramos y de pendientes moderadas; y con el tiempo podremos aumentar las distancias y la dureza del camino.
Pensar diferente puede consistir en:
- Desear lo imposible
- Preguntarse: ¿Qué pasaría si…?
- Ponerse a mirar las cosas desde el punto de vista del cliente o del usuario
- …
Un factor ambiental que nos pueden ayudar a pensar diferente es hacerlo fuera de nuestro lugar de trabajo habitual.
Ahora bien lo que es fundamental a la hora de desarrollar está actitud es evitar la autocensura y las limitaciones mentales. Cuando nos proponemos un cambio radical, surgen las dudas, las incertidumbres, los miedos; y se requiere una fuerza de voluntad considerable para continuar adelante.
Pensar diferente es romper paradigmas, y rompiéndolos se consiguen innovaciones radicales.
Como ya he escrito en otros post, se innova para solucionar problemas o para capturar oportunidades.
En ambas situaciones se requiere una dosis elevada de actitud innovadora.
En el primer caso, se requiere realizar una visualización diferente del problema, hacerse preguntas básicas, cuestionarse las causas que se plantean como primera opción, pero en donde es más necesaria esta actitud diferente es cuando nos planteamos las posibles soluciones. Hemos de proponer, en primer lugar, las soluciones más razonables y lógicas; para posteriormente exponer aquellas que suponen una mayor ruptura con lo habitual. Siendo conscientes que no siempre podrá ser posible conseguir esa solución en su totalidad, pero encontrar una aproximación suficiente puede suponer una innovación que genere unas ventajas competitivas considerables.
Pero es en el segundo caso, la captura de oportunidades, donde se puede producir la eclosión de mayor impacto de una actitud mental innovadora. Por una parte la detección de oportunidades requiere adoptar un estado mental de completa apertura, con un campo de visión que abarque los 360° y que escanee todas las frecuencias del espectro de luz. Con esto podemos descubrir nichos de mercado, nuevos productos o servicios que ahora no existen,…
Por la otra parte, una vez tenemos clara que oportunidad queremos capturar es el momento de desarrollar las soluciones que nos permitan obtener negocio de esas oportunidades.
En el complejo y apasionante mundo de la innovación es la actitud lo que hace que el barco llegué a buen puerto, porque genera la energía necesaria para convertir las ideas en realidades.