El Design Thinking se está posicionando en el mundo de las organizaciones innovadoras y de carácter global como un factor relevante para la concepción de sus modelos de negocio y, también, como un factor diferencial en el desarrollo de nuevos productos, procesos y servicios.
Los últimos años se está generando un crecimiento de los libros, publicaciones y artículos en la red relacionados con el Design Thinking.
Al respecto recientemente en la interesante publicación electrónica Innovation Management recientemente se ha publicado un articulo titulado: “How Design Thinking can enrich Business and Marketing Innovation” que expone interesantes reflexiones que comentaré a continuación.
Se da una sugerente definición de Deign Thinking: “la aplicación de herramientas de diseño industrial y un enfoque centrado en el ser humano, por parte de un equipo multidisciplinario de individuos híbridos, a un problema de innovación determinado”.
Los conceptos a tener en cuenta son:
• enfoque centrado en el ser humano,
• equipo multidisciplinario de individuos híbridos,
• problema de innovación determinado
Como vemos lo más importante a tener en cuenta son las personas en ambos lados de la ecuación, por un lado el equipo y por otro el cliente, que será el receptor/usuario de la innovación. Las personas son las creadoras/generadoras de las innovaciones. Sin personas no hay innovaciones.
El Design Thinking supone moverse bajo tres factores:
• Los consumidores como individuos
• Las generación metódica de ideas tendentes a la disrupción.
• La realización de prototipos.
El primer factor es crítico, hay que entender al consumidor como individuo ya que es quién al final hará uso del producto o servicio, y será el que sea negocio o no. Si esperamos que nos compren porqué es un producto tecnológicamente avanzado, o porque es “muy bonito” sin pensar en lo que quiere el consumidor fracasaremos en nuestro negocio. Hemos de conocer que es lo que quiere el cliente como persona individual.
Pero también puede ocurrir que esa persona individual decida en determinadas circunstancias o para determinados productos o servicios actuar como miembro de una tribu. Y para ello deberemos saber de que tribu es.
El Design Thinking se focaliza en cuatro elementos clave:
• Dirección Estratégica; para identificar la oportunidad estratégica de la innovación y construir el modelo de negocio.
• Pensamiento e Inspiración con libertad (Free Thinking Inspiration ); para comprender el cambio, imaginar el futuro, anticiparse a los deseos.
• Ideación y co-creación; para dar rienda suelta a la creatividad, generar y co-crear grandes ideas.
• Prototipos y optimización; para matar a las ideas más débiles y mejorar las más fuertes.
La interrelación y sinergias entre estos cuatro elementos es lo que produce los elementos diferenciales y competitivos de las organizaciones “Design Thinkers”.
En mi opinión son destacables dos conceptos: la co-creación y los prototipos.
La colaboración entre personas para generar nuevos conceptos. Ahora bien, ¿es esto una confirmación de la necesidad de trabajo en equipo para innovar?. En mi opinión no, no siempre el trabajo en equipo genera más innovaciones; depende de las personas que conforman el equipo y su actitud. Puede haber personas que trabajando individualmente sean generadoras de conceptos innovadores, pero si es cierto que se necesitará un equipo de personas para llevar a la práctica esos conceptos innovadores.
Asimismo será necesario el desarrollo de la actividad en ambos hemisferios cerebrales, ya que si bien es cierto que el hemisferio derecho es más creativo, es necesario que esa creatividad se lleve a la práctica, y para ello es imprescindible la actuación del hemisferio izquierdo que es racional. Es la suma de ambos hemisferios lo que genera la sinergia que crea las innovaciones radicales; pretender innovar usando solo uno de ellos no generará verdaderas innovaciones.
El otro concepto destacable es el de prototipo. Y aquí es donde radica uno de los elementos más importantes e interesantes: hay que desarrollar prototipos “lo antes posible”.
Un prototipo conceptual que se pueda ver y tocar permite que los clientes del proyecto confirmen que se trabaja en el sentido adecuado o que hay que reconducir el proyecto. No hay que esperar a tenerlo todo para enseñarlo, es preferible un prototipo parcial que esperar al final y comprobar que el trabajo realizado habrá sido en vano.
El Design Thinking introduce también la necesidad de la prospectiva i la evaluación de tendencias, es decir de un Coolhunting global que incorpore la anticipación de los deseos del público objetivo. Hay que ser consciente que este trabajo supone, en el fondo, definir qué números van a salir en la ruleta de los consumidores al cabo de cierto tiempo. Y puede que la bola no caiga donde habíamos previsto, pero realizado de forma adecuada lo que obtendremos serán los números con una alta probabilidad, que es mejor que apostar a un número cualquiera lanzando las monedas al aire. Lo que hay que hacer es desarrollar un método e irlo ajustando a lo largo del tiempo, pero también hay que incorporar a personas que tengan capacidad de analizar, detectar y prever tendencias. Son personas que actúan como cazadores-exploradores, observan e intuyen hacia donde se mueve la presa en base a unos conocimientos, una experiencia y una capacidad de pensar de forma diferente.
Es necesario, por tanto, que aquellas empresas y organizaciones que deseen hacer un cambio en su estrategia de innovación, o que desean incorporar la innovación como uno de sus elementos de diferenciación y de competitividad incorporen el Design Thinking lo más rápido que se pueda, hoy mejor que mañana.
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