La semana pasada Guillem Recolons escribía un post donde explicaba un hecho que opino tiene una trascendencia muy importante.
Según Infojobs los cinco puestos de trabajo más solicitados por las empresas tienen relación con la economía digital, no necesitan estudios superiores y, algunos, no tienen ni formación reglada lo que supone que los candidatos se han autoformado en este entorno.
Esto me permite dar relevancia a una de las competencias técnicas más importantes del Innogeniero: la de la autoformación continuada como un objetivo vital. El Innogeniero debe definirse qué formación necesita y a menudo tendrá que buscar este conocimiento fuera de los canales habituales. Así, para estar a la última deberá acostumbrarse a leer libros en otros idiomas; pues cuando se publican los libros traducidos, a menudo, el tema en cuestión ya no es una innovación mundial, es una innovación para el mercado local.
Este hecho también se relaciona con uno de los factores que últimamente se está hablando más: las nuevas profesiones y las nuevas empresas que vendrán. Así encontramos referencias a la Estrategia 2020 de la Comisión Europea, a las profesiones que desaparecerán, o a las empresas que crearán nuestros hijos.
Todo ello debería suponer un cambio en la manera como las instituciones educativas del país forman a nuestros hijos, hay ciertas cosas que son básicas: lectura, escritura, matemáticas, expresión oral y escrita. Pero en lo que especialmente se debería formar y entrenar es en el aprendizaje y el desaprendizaje. Porque, cada vez más, tendremos que aprender y desaprender más rápidamente. Sin embargo no creo que los responsables de definir esta visión de la Educación tengan la voluntad y la capacidad para realizarlo.
Al final será tarea de los padres el hecho de enseñar a aprender y desaprender a nuestros hijos, para que tengan las competencias y capacidades para vivir en lo que ahora es futuro y mañana será presente.