Los paradigmas son las fuentes de las innovaciones radicales porque cuando nos cuestionamos lo que parece eterno y nos proponemos derribarlo, en cuanto empezamos a empujar nos encontramos que el arraigo de los fundamentos es poco profundo.
Las grandes innovaciones son el resultado del arte de romper paradigmas.
Cuando alguien se cuestiona el porqué y el cómo se hacen las cosas es cuando se genera una actividad intelectual con el objetivo de encontrar nuevas formas de hacerlas, nuevas soluciones, nuevos productos o nuevos servicios.
El gran problema de los paradigmas es que, a menudo, inician siendo la forma de solucionar los problemas que se encuentran las personas con los medios disponibles en ese momento. Y con el tiempo estas limitaciones se convierten en muros que parecen infranqueables.
Un ejemplo de paradigma es la llamada «barrera del sonido«, en su momento se consideró un límite que no se podía sobrepasar, y hoy en día ya ni se habla.
La historia de la innovación es una historia de ruptura de paradigmas.
Por eso en nuestras profesiones, en nuestras empresas, en todos los ámbitos deberíamos cuestionar cuáles son los paradigmas que nos rodean y que posiblemente sean sólo barreras de madera con la fachada pintada de color acero que nos parece que no la podamos taladrar fácilmente. Nos rodean muchas limitaciones que lo son porque en su tiempo no había la tecnología, o las oportunidades para superarlas.
Pensamos que la limitación, a menudo, sólo está en nuestra cabeza.
«Si crees que puedes, tienes razón. Si crees que no puedes, también tienes razón» Henry Ford