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Una de las excusas para no innovar en determinados productos es que la inversión para desarrollarlo es muy elevada, y no tenemos la seguridad que podamos recuperar lo invertido. Y, a menudo, ocurre que las partes que no se ven son las que requieren dedicar más recursos.
Ante esta tesitura de no innovar, nos deberíamos plantear si podemos asociarnos con nuestra competencia para desarrollar conjuntamente las partes del producto que no están a la vista del cliente y que por tanto no tendrá en cuenta a la hora de comprar.
Con esta filosofía de innovación podemos disminuir el presupuesto necesario para innovar y entonces veamos razonable la inversión.
Esta dinámica de operar ¿es una innovación en modelo de negocio?.
Pues no, no es nada nuevo, existe desde siempre. Ejemplos podemos encontrar muchos en la historia de las empresas, como el caso del desarrollo de una “plataforma común” para los modelos Peugeot 107, Citroën C1 y Toyota Aygo que salieron al mercado el año 2005. En el interior muchas de las partes son comunes entre los tres modelos y fueron diseñadas por equipos en colaboración, en cambio el chasis, que es lo que lleva la marca era diferente, cada modelo tenía una imagen diferente, y evidentemente cada modelo con el logo de la marca.
Esta forma de trabajar es lo que ahora está de moda de hablar de co-opetencia, que pretende fusionar las palabras colaboración y competencia. Es una filosofía que requiere una base de confianza y de esfuerzo común, y no está exenta de peligros. Pero en la vida hay que arriesgarse frente a lo desconocido si queremos que sea conocido. En esta situación lo que ha de ser claro es que la ventaja es para todos.
Si queremos desarrollar un nuevo producto que suponga la incorporación de innovaciones, deberíamos hacer un desglose de las partes que hemos de obtener y calcular el coste estimativo del desarrollo de cada una de ellas, e intentar agruparlas en módulos. Para las partes o módulos que el coste sea muy elevado habría que valorar si podemos desarrollar con la competencia que también pueda utilizarlo para proponerle un desarrollo conjunto. El criterio para colaborar vendrá regido por la criticidad de lo que supone desarrollarlo internamente o externamente.
Es una buena opción para disminuir los costes de desarrollo y por tanto recomiendo tenerlo en cuenta.