.
Cuando se pretende definir una política industrial (o política empresarial si se pretende abarcar un marco más amplio, es decir, incluyendo los sectores primario y terciario) sobre la que se desee desarrollar una serie de líneas estratégicas de incentivación de las actividades de innovación deberían considerarse como prioritarias aquellos sectores o tipología de empresas que generan cadenas de proveedores.
En los últimos años ha existido una obsesión por la promoción de empresas o start-up de las denominadas de “alto contenido tecnológico” y especialmente en las relacionadas con el campo de las aplicaciones de telefonía móvil, de las aplicaciones de software, o las relacionadas con la web 2.0 o internet.
Para mí fomentar este tipo de proyectos supone destinar los recursos a empresas con una baja incidencia en la generación de puestos de trabajo encadenados. Me explico: una empresa que se dedique a desarrollar aplicaciones para Smartphone, dará empleo a programadores de las aplicaciones, a empleados en marketing y ventas, probablemente a servicios necesarios como limpieza, secretaria y seguridad de la sede de la empresa; pero poco más. Habitualmente no se genera una cadena de proveedores diversificada, a lo sumo algún programador autónomo.
En cambio hay otro tipo de empresas que por el producto o servicio que desarrollen darán lugar a cadenas de proveedores, es decir, la empresa tendrá unos proveedores de primer nivel que a su vez necesitaran proveedores de segundo nivel, y así sucesivamente.
Estas empresas con cadenas de proveedores son las que en mi opinión deberían priorizarse en cualquier política industrial que pretenda una creación de empleo de amplio espectro.
Pero lo primero es tener claro que es necesario definir políticas industriales, porque mal que le pese a algunos la afirmación “la mejor política industrial es la que no existe” es la peor declaración que puede hacer un responsable político que pretenda desarrollar un país con futuro.
Un barco sin rumbo, es un barco que no va a ninguna parte; y que además está a merced del capricho de las olas y el viento.